Diente Oriental de Batanes 15-16 de julio 2023.

El sufrido lector y la amable lectora que haya dedicado parte de un fin de semana a leer alguna de mis crónicas montañeras sabe ya de mi afición a la etimología. Me gusta indagar sobre el origen de los nombres de los parajes por los que me muevo. Dice algo de las personas que fueron antes que yo e intenté imaginarme las circunstancias que motivaron el bautismo toponímico del lugar. ¿Por qué ese nombre? ¿Para qué necesitarn darle nombre a un lago, barranco, collado, montaña…? ¿Cuándo hizo fortuna el topónimo: (arraigó en la conciencia colectiva, se generalizó y, con variaciones evolutivas, llegó hasta hoy)?

Supongo que lugareños, pastores, cazadores, contrabandistas, necesitan tener referencias claras para guiar ganado, localizar manadas de sarrios, describir collados y pasos de tránsito entre valles… por no hablar de lo que podría inspirarles la imagen de un mole o un pico visto desde la lejanía…o cercanía. Balaitus, por ejemplo, “valle lechoso”, por la blancura de sus hielos y nieves. También se le llamó “Marmuré”, pues evocaba paisajes marmóreos. De hecho, en la parte aragonesa se le conocía como Pico Moros. Aún conservo algún mapa de Alpina tapa roja con los que disfrutaba perdiéndome (literal) que mantiene ambas toponimias. O Dientes de Batanes, tal cual vistos desde Búbal. Evocan los mazos o dientes del ingenio destinado a ablandar los tejidos. Y bueno, pues allí fue adonde nos dirigimos el domingo, en concreto al Diente Oriental. De las tres moles, la más alta, 2909 mts. Lo hicimos en la modalidad de dos tiempos: con aproximación la víspera desde Baños de Panticosa, de donde salimos a las 15:00 horas, y vivaqueo en el ibón inferior de Labaza (2500). Éste ofrece más dudas: Labaza o Lavaza, ibones y picos, y que también aparecen en mapas con ambas grafías. Véase lo que he encontrado sobre el particular:

Labasa: labaza, alabaza, alavaza, labasa, lavasa, lavaza. (Del port. labaça). F. Romaza [= hierba poligonácea de tallo nudoso, hojas alternas y flores sin pedúnculo en verticilos apretados; fruto seco con una sola semilla dura y triangular, y raíz gruesa, de corteza parda e interior amarillento con vetas sanguíneas (Rumex pulcher o R. obtusifolius)]…. Mmmh, va a ser que no.

Labaza: de “labas” voz gascona que a su vez proviene del latín “lapis”, losa, piedra. Esto me cuadra más, a tenor del lapiaz desriñonante que tuvieron que sufrir algunos en el vivaqueo alrededor del ibón. Hay poco sitio y uno en solitario se puede encajonar entre hoyos, bollos y zaborros. Pero en tiendas de dos y tres plazas es difícil armonizar intereses. Ayudó a conciliar el sueño el hecho de haber transportado durante tres horas todo el material necesario para la actividad. Las mencionadas tiendas, vituallas, hornillos, saco, ropa de abrigo (hizo fresquito), arnés, mosquetones, casco, crampones y piolet que alguien se empeño en añadir al material de seguridad, y cuerda turnada en rotación. Vino y cervezas puestas a enfriar. Un acierto haber subido tiendas: por la noche se levantó vendaval aunque no llegó a caer tormenta.

Lavaza: “Agua sucia o mezclada con las impurezas de lo que se lavó con ella” (RAE). Y aquí tengo mis dudas, porque ciertamente, algo de eso hubo, y no, no me refiero al agua del ibón para hacer la sopa. En fin…ahí lo dejo.

El domingo nos despertamos a las 6.00 con ventolera y hubo que desayunar en las tiendas. Dejamos protegido el material de vivaqueo que no íbamos a emplear para recogerlo a la vuelta y emprendimos la marcha a las 7.15

Para subir desde Labaza al inmenso collado de Batanes hay que rodear el ibón por su cabecera y negociar la ruta entre canchaleras y caos de bloques. El camino se pierde y es incómodo, hasta que como por arte de magia aparecen unas balizas de pintura blanca y negra que conducen hasta el collado y por lo que fui averiguando con los años, terminan (o comienzan) en la presa del ibón de Bramatuero Alto. Llevan ahí mucho tiempo y al parecer se le acabó la pintura al encargado de hacerlas llegando a Labaza. Desde el collado se puede acceder a Xuans, Serrato y los Batanes, o bajar a Bramatuero. Es una clásica circular con esquís de travesía.

Para acceder al objetivo del día rodeamos sin perder cota el Diente Occidental y enfilamos el flanqueo por las laderas norte de los tres picos, donde apenas una semana antes había enorrrmes glaciares de hielo, grandes neveros colgados, y seracs a punto de caer, de lo que fue testigo este cronista, quien, para preparar la actividad, tuvo que atravesar por entre rugientes masas de hielo quebrado, gigantescas rimayas y amenazadoras grietas de profundidades insondables. En fin, querida lectora, amable lector, de nuevo arte de magia, un domingo después no permanecerá…nada. ¡Lo que hace el cambio climático! Es para tomarlo realmente en serio. El caso es que tras constatar que los neveros residuales eran evitables, dejamos crampones y piolets al inicio del flanqueo, y en un bolero (hacia las 11:00) nos plantamos en la base del Diente Oriental, objetivo del día. Casco, arnés, comida de ataque y bebida.

El paso de acceso a la cima no es difícil, pero sí expuesto y había que proteger la progresión del grupo. De modo que con una cuerda de 40 metros montamos un aseguramiento móvil para los 6/8 metros de tramo vertical hasta una reunión de fortuna en un puente de roca por la que subió el grupo de uno en uno (paso de 2º, algo expuesto) y de ahí una transición a la cornisa en diagonal donde montamos un pasamanos con el resto de cuerda hasta la salida del paso, que se pudo superar sin dificultad, pero asegurado con el cabo de anclaje. De ahí a cima hay 50 metros escasos que se hacen andando y con apoyo puntual de manos, ya sin exposición, pero con riesgo de caída de piedras. Desde el final del pasamanos montamos para la bajada una línea de seguridad para acceder al rápel, un gendarme de roca situado en lo más alto de la cornisa donde aprovechamos los cintajos de cordadas antiguas y añadimos un anillo de reunión nuevo y dos maillones que abandonamos allí. Este material lo financió el club para garantizar que la actividad se hizo con la máxima garantía de seguridad. Montada la cuerda rapeló todo el grupo uno a uno con el material adecuado: descensor (reverso) y autoseguro con machard.

El retorno por la misma ruta recuperando los materiales que no habiamos necesitado para el ataque a la cima. A las 16:00 de nuevo en Labaza ya las 18:00 jarra de cerveza en Casa de Piedra. Ya conocéis los últimos 300 metros hasta el Balneario: no acaban nunca, parece que nunca llegas y entre el cansancio y la sed hay que hacer ese último ejercicio de fortaleza mental: “no tengo sed”, “no estoy cansad@”, “no tengo calor”, …”no hay dolor”.

Un abrazo a tod@sl@s participantes (de nuevo 13J!) y gracias en lo que a este cronista le afecta personalmente, por su colaboración y excelente disposición: Javi, Javi, Victor, Ele… perdón Laura, Jesús (el uno) , Alfonso, Daniel, Antonio y Vanesa. Y otro fuerte abrazo para Micki, Pablo y Jesús (el otro Jesús, el de los espirituosos, o lo que quiere que sea). Gran equipo.

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